sábado, 4 de abril de 2020

El último golpe


Aquella mañana llegaba tarde, como casi siempre. El día no era muy apetecible, tenía taller de cocina y el gorro de pirata le dejaba el pelo enredado, quitando su bonito ondulado. Un plan poco agradable si has estado hasta las tres y media de la madrugada hablando con tu mejor amiga sobre lo bien que lo pasasteis el sábado.

Clara estudiaba cocina y gastronomía. No le agradaba demasiado puesto que era un puente para estudiar lo que le apasionaba realmente, Turismo.

Después del recreo, Clara se fue a fumar un cigarro rápido antes de volver al ruedo, apurando al máximo el tiempo. Al salir se vio reflejada en el cristal de la puerta y resopló al verse de nuevo con ese pelo desastroso y unas ojeras como bolsas llenas de fruta.
Se encendió el cigarro y le dio una calada. Ese día estaba muy pensativa. El curso le iba un poco mal y hacía apenas dos semanas que se había terminado de recuperar de su accidente de rodilla.

-Ey Clara, ¿entras o no? -Dijo su compañero Javi.

-Si, voy enseguida, me lo termino rápido.

-Vale, date prisa que nos quedan aún tres elaboraciones que hacer.

-Sí, sí. Ya entro.

Apuró las últimas caladas y su pensamiento de dormir se desvaneció por completo.
Un trance profundo la sacudió y quedó aturdida. Ni por asomo se esperaba sentir algo así. Comenzó un profundo dolor de barriga y un sudor interminable nada oportuno.

Una chica exhuberante y rubia caminaba hacia ella. Su paso era firme, su mirada limpia y ególatra impactó contra la de Clara.

Se acercó a ella y con solo tres palabras la dejó sin respiración.

-Perdona, ¿tienes fuego?

Clara durante un segundo no supo reaccionar. Al darse cuenta que tenía la boca abierta, la cerró rápido.

-Sssi, si, claro. -titubeó.

Le ofreció el mechero y los nervios se encargaron de tirarlo al suelo.

-Perdona, perdona -se agachó a recogerlo.

Aquella chica sonrió. Algo pasaba con esta estudiante, tenía un magnetismo especial que Clara no entendía. Ella tenía claro que era heterosexual, pero cuando la vio encenderse el cigarro y darle una calada, comenzaron las dudas.

-Gracias -le devolvió el mechero, le sonrió y se fue con sus compañeros de enfermería.

-No hay de qué -dijo en tono bajo mientras la chica se alejaba.

Clara aspiró la colilla que le quedaba y la tiró. Se quedó observando con poco disimulo a aquella diosa y se fue a clase corriendo.

Buscó a su amigo para contarle lo que había sucedido.

-Javi, ven un momento por favor. -le pidió con falta de respiración.

-¿Qué pasa? Escucha, luego tenemos que hacer el sofrito para… -Clara le interrumpió.

-Sí sí, pero.. es que no sabes lo que me acaba de pasar.

-Pues dime, ¿estás bien? - le dijo preocupado al ver su rostro pálido.

-Sí, o sea no. Mira no sé. Creo que me acabo de enamorar.

-Coño, pero eso está genial, ¿no?

-Bueno… es que tienes que verla.

-¿Verla? ¿como verla?

-Es la chica rubia de enfermería -le dijo señalando a la puerta.

-Uff, pero si es un orco.

-No, esa no tonto, la alta.


Javi no supo exactamente qué responder.
-Oye, ¿y tu cómo sabes que estudia enfermería?

-Pues porque la que está al lado es hermana de una amiga de mi pueblo, y sé que ella estudia enfermería.

-A ver, es un pivón está claro, pero, ¿no tiene pinta de estúpida?

-No, no creo vaya, es un ángel.

-¿Te ha dicho algo?

-Sí -se quedó en silencio.

-¿El que?

-Que si tenía fuego.

Javi se quedó mirando un segundo.
-¿Y ya está?

-Sí.

Sonrió. -Uy, eso va a ser amor eh, yo creo que te ha tirado los trastos descaradamente, porque cuando quiere ligar lo que dice es dame fuego. Anda tira para dentro que vamos lentos hoy.

-Tu no lo entiendes, esa chica tiene algo, no sé que es, pero lo pienso descubrir.

Durante los tres meses que quedaba de curso, Clara no dejaba de pensar en esa chica que tanto la había fascinado. Tenía sus historias y su vida, pero en su interior

comenzó a idealizarla en exceso.

Día sí, día también, la veía en el recreo fumándose su cigarro con aplomo y elegancia. Cada calada consumía un poco más las esperanzas de Clara. La veía inalcanzable a todos los niveles, comenzando por su orientación sexual.

Una tarde de domingo, cogió su teléfono y se decidió. La siguió en Instagram. No había vuelto a cruzar una palabra con ella desde aquél lejano “¿tienes fuego?” pero su imaginación se encargaba de saciar esa falta de conversación.

-Javi, ¡me ha seguido en Instagram! -dijo eufórica.

-¿Quién?

-Coño, Marta, ¿tú me escuchas cuando hablo?

-A veces.

-¿Eres tonto?

-Va a ser que si. A ver, es broma pero es que te pones un poco pesada a veces. Clara, que esa chica no es lesbiana, ni tu tampoco.

-Es posible que me esté descubriendo a mi misma, y si siento esto por esta chica... joder, me atrae. Eso querrá decir algo, ¿no crees? Y para tu información es lesbiana, tiene novia.
-Vale, es posible, no te lo niego. Pero es que te estás haciendo ilusiones de algo que no va a pasar.

-Pero, ¿y tu qué sabes?

-Yo nada. Nunca sé nada según tú. Pero acabas de decirme que tiene novia.

-Lo que me faltaba ahora, que te pongas a dramatizar.

-Dramatizar no, pero es que creo que te estás haciendo unas expectativas que no son reales, Clara.

Cuanto llevas así, ¿desde principio de curso?

-¿Y? ¿Qué importa eso?

-Pues sí importa, porque después de casi nueve meses, lo máximo que habéis cruzado es un mechero y un seguimiento en Instagram.

-Mira, lo que tu quieras, pero ya te digo que hay algo.

-Que sí, que si.

El curso terminó. Fue intenso y lleno de complicaciones por lo que los dos amigos repitieron curso.

Septiembre llegó y con él comenzaron de nuevo el primer curso de cocina.
Durante todo el año se repitió el mismo patrón que el anterior. Clara babeaba por esa chica y cada vez que la veía se lo comentaba a Javi.

-Clara, cebolla en brunoise, la pochas y se la añades al fondo. Tenemos que clarificarlo y vamos tarde, como siempre.

-Javi… mira quién está ahí. -dijo con ilusión.

-Ya estamos, madre mía otra vez… .Se llevó la mano a la cara.

Marta entró al taller de cocina con sus compañeras de enfermería.

-Perdonad, ¿es hoy cuando vendéis las comidas?

-No, la comida para llevar son los martes. -le comunicó el profesor.

-Ah vale gracias.

Se marcharon.
-Ay, Javi, te lo juro que es superior a mi. ¿Tu la has visto?

-Sí, la llevo viendo un año.

-Es que es preciosa te lo juro.

-Clara, me sé su Instagram más que el mío. Te has tirado todo el verano pasándome fotos de ella. -hizo una pausa- y de su novia.

-Calla anda. Siempre igual tío.

-No sé, hay algo en ella que a mi no me termina de convencer. Tiene pinta de flipada. Yo creo que no me cae bien.

-Pero si no la conoces.

-Anda esta. Ni tú tampoco.

-En serio, ¿qué te pasa con ella? ¿qué estás celoso?

-Sí, un montón.

-Algo tiene, es que mira como anda -decía a su compañero mientras la veía alejarse por el pasillo.

Cada día que pasaba, la ilusión de Clara por Marta iba en aumento.
El curso terminó y ambos aprobaron. Durante el verano Clara no habló mucho sobre Marta y eso le extrañaba a Javi, pero pensó que por fin se le había pasado la tontería y no le dio importancia.

De nuevo llegó septiembre. Por fin empezaban el segundo curso y si todo iba bien, harían prácticas en pocos meses.

-Javi, creo que Marta ha terminado aquí. Ya no la veremos más -se lamentó.

-Yo creo que sí la volveremos a ver, estoy seguro.

-Me sorprende que seas tan optimista, si siempre me la pones a parir. ¿cómo sabes que la volveré a ver?

-Pues porque tienes su Instagram, y además está ahí -señaló hacia la entrada.
Marta se acercaba a la puerta otro año más. Cursaba un grado medio de enfermería los anteriores años, y queriendo avanzar, se decidió por empezar el superior.

-No puede ser… -a Clara se le volvía a iluminar la cara.

-Eso digo yo… -apuntó Javi.

De nuevo la rutina sacudió a todos. El curso estaba apunto de terminar y Clara se sentía fascinada. No se terminaba de atrever a hablar con ella, ni siquiera a saludarla, por mucho que se siguieran en redes sociales.

A estas alturas, ya la veía como una diosa del olimpo. Alguien inalcanzable, un amor platónico.

Terminó el curso y durante este tiempo nunca cruzaron palabra alguna.
Las prácticas de cocina terminaron positivamente. Ambos tenían el título y les esperaba una nueva etapa.

Clara cayó enferma durante tres semanas a causa de una fuerte gripe.
Una de las tardes de gripe, aburrida, decidió hablar a Marta. No tenía nada que perder, el curso había terminado y si no le respondía daba igual, tampoco la iba a volver a ver. Pero no, Marra respondió. Con ese mensaje empezaría una amistad.

Nada más responder a ese mensaje, Javi supo de estas conversaciones que duraron las tres semanas de gripe y algunos meses más.

Ni ella misma se esperaba que una chica a la que idealizaba, se iba a convertir en su pareja.

Todo ocurrió de forma intensa, muchas tardes hablando de ellas mismas, de planes de futuro o de lo que hiciese falta, pero esas conversaciones quedarían marcadas para siempre dentro de Clara.

Llegó el verano, y la tarde se hacía noche mucho más tarde. Ambas quedaron para las fiestas del pueblo. Por fin, después de tanto tiempo, Marta, aquella chica exhuberante y rubia, de pelo ensortijado y mirada ególatra, iba a conocer el la vida de su admiradora.
Por supuesto estaba histérica, contando los días para conocer a su amor platónico de los últimos tres años.

Para ella, todo había demasiado lento en estos tres años, y sin pensarlo, todo fue demasiado deprisa a partir de esa visita al pueblo.

Llegó el día. A las 18:00 Marta llegaba a conocer su entorno. Javi no llegó hasta las 20:00. no le hacía mucha gracia coincidir con Marta, pero a estas alturas ya estaba resignado.
-Que te va a caer súper bien, en serio que es un amor de persona.

-Pero sigo pensando que tienes demasiadas esperanzas en ella, ¿recuerdas que tiene novia?

Clara rió. -Ya no.

-Ahhh, esto cambia radicalmente las cosas.

-¿Tu crees?

-No, pero verte la cara de pánfila no tiene precio.

Las fiestas fueron espectaculares. Todos se lo pasaron en grande, disfrutaron, comieron, bebieron y algunos incluso terminaron la noche en un descampado contando las estrellas.
Sobre las 6 de la madrugada, Clara no pudo más y soltó la bomba.

-Marta, es ya muy tarde y creo que es hora de confesiones.

-Vale, empiezo yo. Estos últimos meses he disfrutado mucho contigo y quiero que sepas que eres muy importante en mi vida a día de hoy.

-Mi turno. -Clara se lanzó sobre Marta y le dio un beso. Un beso que fue recíproco. Este era el inicio del caos.

3 MESES ANTES DE LOS HECHOS.

La relación entre las chicas, fue todo un regalo para Clara. Ambas se veían con mucha frecuencia, y estaban encantadas, incluso tenían planes de futuro juntas en Valencia.
Pero algo no iba bien.

-¿Qué te pasa, Clara? -preguntó Javi.

-Pues.. es que no sé. Estoy muy a gusto con ella, de verdad te lo digo, pero no sé que me pasa, creo que me he cansado de ella. Es demasiado intensa y empalagosa para mi gusto. No termino de conectar con ella.

-¿Me lo estás diciendo de verdad? O sea, ¿me estás diciendo en serio, que después de estar casi 3 años detrás de ella y lo que es más importante, conseguir ser su pareja, no conectas con ella?

-Sí, es exactamente lo que te estoy diciendo. Ya te dije en su día, que yo me canso rápido de las cosas. Yo no estoy hecha para estar en pareja, es que no me gusta, no lo disfruto. Yo soy más de líos para mi disfrute y listo. Y sonará feo, pero una vez he conseguido el juguete… ya no lo quiero.

-Eso suena un poco a capricho infantil.

-Y lo es, pero no puedo evitarlo, me he cansado de ella.

-Joder, ¿bueno y qué piensas hacer?

-Creo que dejarla, es lo mejor Javi. No quiero hacer daño a nadie.

-Pues ánimo, hazlo cuanto antes.

-La putada es que me tengo que esperar a que pase el puente, hoy viene Aitana y no puedo estar mal.

-¿Aitana?

-Sí. Ah espera, que tú no lo sabes. Aitana es una amiga de la infancia, pero igual te suena por su apellido. Hooper.

-¿Aitana Hooper? Tiene el apellido del ministro. -se burló.

-Afirmativo. Es su hija.

-¿Me estás diciendo que tu amiga es hija de ministro? Pero si ese tío lleva siempre escolta y está en movidas, siempre está en la tele.

-Sí. Eso te digo. Vivían aquí hace muchos años, pero por trabajo se tuvieron que ir a Madrid, pero este puente viene, se queda en mi casa. Te la presentaré.

-Vaya tela. Esto si que no me lo esperaba.

-Es por eso que no puedo dejarla hoy Javi.

-Entiendo. Pues nada…

-Por eso te quería pedir un favor.

-Dime.

-Marta lleva días muy pesada conmigo, me llega a agobiar tanto control, que si donde estoy, que si donde voy o con quien estoy.. es que me tiene saturada.

-¿Y que tengo que ver yo en eso?

-Pues te quería pedir, por favor -Javi torció el gesto- ya, ya sé que Marta no es santo de tu devoción, pero necesito que esta noche estés con ella.

-O sea, me estás pidiendo que te la quite de encima.

-Sí.

-Joder, que marrón. Haré lo que pueda.

-Es que la conozco, sé que si viene Aitana y me ve mucho con ella, me va a hacer el interrogatorio de mi vida y no me apetece.

-Vale, no te preocupes. - Javi la abrazó.

La llegada de Aitana supuso una gran alegría para todas las amigas. Se instaló en la habitación de Clara y se marcharon con el resto de fiesta.
La noche fue tensa y movida. Javi, como buen amigo, le hizo el favor de entretener a Marta todo lo posible.

-Javi, ven un momento.

-Dime Marta, ¿todo bien?

-No sé, dime tu.

-¿Cómo?

-¿Qué pasa con Clara? ¿Porque está tan rara conmigo? Lleva semanas distante, no me hace ni puto caso y encima viene la amiga asquerosa esta y pasa de mi durante toda la noche. Yo sé que tu sabes lo que pasa y no me digas que no porque he leído una conversación vuestra.

-Para empezar, no entiendo el porqué tienes que leer las cosas privadas de nadie. Marta de verdad, no sé de que me estás hablando. No creo que sea el momento ni el lugar para montar un numerito, el día que viene su amiga. ¿no crees?

-No. no lo creo. Me da igual quien venga. Mira, yo sé que no te caigo bien, me lo has hecho notar estos meses.

-¿Yo? No mujer.. yo… -interrumpió Marta.

-Da igual, tu a mi tampoco me haces gracia, pero eres amigo de mi novia y lo acepto. Pero entiende que es una situación complicada. Joder, me he venido aquí por ella, he dejado a mi novia. Por favor necesito que me ayudes y me cuentes que está pasando

-Marta, de verdad. No es el día, en serio, no lo es. Cuando acabe el puente habla con Clara, solo te diré esto. Y que por favor, no montes ningún pollo hoy, hoy no.

En un momento de la noche, Clara salió a comprar hielo. Marta salió a la calle a fumarse un cigarro, llevaba muchas copas encima y su cabeza daba demasiadas vueltas.
Aitana salió al balcón a tomar el aire. Vio abajo a Marta vomitando y gritó:

-¡Marta! ¿estás bien?

Bajo corriendo a ayudarla.

-Marta por dios, ¿cuantas copas llevas?

-No me toques -la apartó de un manotazo.

-Perdona, he bajado a ayudarte, pero ya ves tu que problema, me voy.

-Lo siento, lo siento Aitana. Tu no tienes la culpa.

-Anda, vamos allí a sentarnos.

Ambas se fueron a la calle de detrás, que daba a un descampado.

-Clara ya no quiere nada conmigo, lo sé yo, lo sabe Javi.. hasta tu lo debes saber.
-Mira yo no te conozco de nada, no soy quien para hablar ahora mismo. Solo creo que deberías dejar de beber. .

-Ya no le gustan mis besos, antes era todo mejor pero en 3 meses la cosa se ha ido a la mierda. Yo he dejado a mi novia por ella y así me lo paga.

-Va, no te hagas mala sangre.

Marta comenzó un monólogo lleno de reproches y lamentos.
-Va, déjalo. Deberías acostarte. -sin que nadie lo esperase, Marta beso a Aitana.

-¿Qué coño haces? -dijo muy cabreada- tía, tu no estás bien, no me extraña que Clara te quiera dejar.

Marta se avalanzó sobre Aitana y sujetando sus manos comenzó a gritarle.
-Lo sabía, tu misma lo acabas de decir. Si Clara no me quiere, ¿tu lo vas a hacer? -gritó enfadada.

-¡Por favor suéltame!

-¡Cállate! -dijo mientras apretaba sus muñecas con fuerza.

Marta, descontrolada, intentó abusar sexualmente de Aitana. Cuando tuvo un hueco, cogió una piedra y la estrelló sobre la cabeza de Marta.

-¡Ah hija de puta!

Se levantó y echó a correr todo lo que pudo hasta el portal, pero Marta la alcanzó.
Con la cabeza llena de sangre y la herida abierta, se acercó a ella y le propinó un puñetazo. La cabeza de Aitana terminó en el pomo de la puerta, provocando un golpe que terminó en coma.

La noche acabó en tragedia. Pronto la noticia llegó a los medios de comunicación. La hija del ministro aparecía en todas las portadas y en todas las televisiones nacionales.
Marta hundida, adelgazó 15 kilos. Las cámaras la seguían a todas horas. No podía encender el móvil.

Por supuesto, su relación con Clara se fue a pique. Estaba demacrada a la espera del juicio y era un alma en pena. Estaba muerta en vida.

Fue condenada a 1 año de prisión por intento de agresión sexual.
Los medios de comunicación hicieron una campaña brutal en contra de Marta. La noticia se extendía por redes sociales como la pólvora y las manifestaciones en su contra eran frecuentes.

1 AÑO DESPUÉS.

Informativos. 14:00.

-Y nos llega una buenísima noticia de última hora. La hija del ministro Hooper, Aitana, ha sido dada de alta del hospital. La joven que sufrió una paliza que la dejó en coma, se recupera lentamente desde su casa. Hablamos con ella a la salida del hospital.

Un montón de cámaras formaban un estrecho círculo alrededor de la joven. Todos querían la exclusiva.

-Dinos Aitana, ¿cómo te encuentras? -le asaltaron más de diez micrófonos.

-Muchas gracias a todos. Estoy mucho mejor, gracias a mi familia y a vosotros por haber respetado tanto mi situación. Pero necesito descansar, así que por favor…

-Una última pregunta. ¿Como lleva la noticia de la salida de prisión de su agresora? ¿Ha hablado con ella o sabe algo?

-Gracias chicos. -Un escolta de su padre, acompañado de su madre, entraron a Aitana rápidamente al coche.

Clara llegó a Madrid. Su amiga abrió la puerta y se fundieron en un eterno abrazo.
-Yo… te quería pedir disculpas. Nunca iba a imaginar algo así…

-No hace falta que hablemos del tema. Eso sí, la próxima vez que te eches una novia loca, avísame, que casi me cuesta la vida.

-¿Novias? Ni novias ni novios, yo estaré soltera toda mi vida. Si ya me lo decía Javi, que le veía algo raro a esta chica.

Pasaron unos días juntas. A la espera de la marcha de Clara, encendieron la televisión y esperaron a que les sirviesen la merienda.

-Mmm -dio un sorbo de café- ahora empieza el programa, después de las noticias.
Ambas quedaron ojipláticas ante la televisión.

-Esta noche, entrevistamos a Marta Romero, la chica que ha sido protagonista de esta truculenta historia.

-Apaga la tele, no hace falta que veamos esto -dijo Clara.

-Déjalo, querrá sacar ganancias de todo esto, después de todo ella también lo habrá pasado mal.

-Pues no me da ninguna pena, lo siento -confesó.

Antes del juicio, el ánimo de Marta estaba muerto y enterrado. A pesar de que se arrepentía de todo, sabía que debía pagar por lo ocurrido. La sociedad la había crucificado, los medios la habían vapuleado y manipulado a su antojo por unas décimas de audiencia.

Su estancia en prisión no fue mejor. Las presas la utilizaban y las palizas eran diarias.
Sus tatuajes se emborronaron y se hizo otros nuevos, solo que estos últimos no se hacían con tinta, sino con puntos de sutura.

Marta, o la novia cadáver como la habían apodado en prisión, cumplió su condena, pero no tenía tan claro querer salir de allí. Después de todo había estado mejor en la cárcel que en la calle, donde los insultos eran su nueva conversación.

Dos semanas después, Marta trazó un plan. El último golpe como ella lo llamó. Aceptó la propuesta de un programa de televisión para contar su experiencia.

Llegó el día. La recogieron en coche y llegaron a los estudios de televisión. Saludó a la presentadora y le contaron el funcionamiento del programa.

-Marta, ¿estás preparada? Sales en 5 minutos.

Marta lo tuvo todo preparado. No estaba nada nerviosa, su actitud era pasiva, como si no le importase nada en la vida. La presentaron y cuando entró nadie aplaudió, incluso hubo abucheos.

-Por favor, un poco de silencio. Es una entrevista complicada y os pediría un poco de respeto. -reprochó la presentadora al público.

-Buenas noches Marta Romero. Sé que no es fácil para ti.

-Usted no sabe nada. Ya se han encargado de hablar por mi.

-Para eso te hemos invitado, para que cuentes lo que pasó. Puedes estar tranquila porque vas a poder explicarte tranquilamente.

Marta sabía que la cosa nunca iba a mejorar. Siempre iba a llevar la etiqueta colgada de violadora, y asesina. Por eso había trazado un plan para que su nombre quedase siempre en la memoria de todos.

-Lo primero y último que quiero decir es una cosa para que reflexionen en casa. Ustedes no me conocen y se han encargado de hablar por mi, de describir al detalle lo que pasó aquella noche y las posteriores y ni siquiera estaban. ¿No se os cae la cara de vergüenza? Me habéis enterrado en vida, me habéis puteado y manipulado. He sufrido palizas por vuestra culpa. Por supuesto que hice mal aquella noche. Yo quise pagar por ello y estaré arrepentida lo que me queda de vida. Pero por vuestra culpa estoy aquí a esta noche.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Pues que es una pena que el último golpe lo tenga que dar así.
-¿Último golpe?

-Quiero que prestéis atención a esto porque no lo volveré a repetir. Gracias a todos, de corazón. Entre todos habéis provocado esto.


Marta se levantó de su butaca. La cara de la presentadora era un poema, no entendía que estaba pasando. Se rebuscó en el bolsillo trasero y sacó un arma. Se la introdujo en la boca y apretó el gatillo con rabia.

La imagen era dantesca. La presentadora en shock, el público histérico y gritando. La señal se cortó rápidamente. La copia del vídeo circuló por internet durante mucho tiempo bajo el título: “El último golpe”


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