Aquella mañana llegaba tarde, como casi siempre. El día no era muy
apetecible, tenía taller de cocina y el gorro de pirata le dejaba el
pelo enredado, quitando su bonito ondulado. Un plan poco agradable
si has estado hasta las tres y media de la madrugada hablando con tu
mejor amiga sobre lo bien que lo pasasteis el sábado.
Clara estudiaba
cocina y gastronomía. No le agradaba demasiado puesto que era un
puente para estudiar lo que le apasionaba realmente, Turismo.
Después del recreo,
Clara se fue a fumar un cigarro rápido antes de volver al ruedo,
apurando al máximo el tiempo. Al salir se vio reflejada en el
cristal de la puerta y resopló al verse de nuevo con ese pelo
desastroso y unas ojeras como bolsas llenas de fruta.
Se encendió el
cigarro y le dio una calada. Ese día estaba muy pensativa. El curso
le iba un poco mal y hacía apenas dos semanas que se había
terminado de recuperar de su accidente de rodilla.
-Ey Clara, ¿entras
o no? -Dijo su compañero Javi.
-Si, voy enseguida,
me lo termino rápido.
-Vale, date prisa
que nos quedan aún tres elaboraciones que hacer.
-Sí, sí. Ya entro.
Apuró las últimas
caladas y su pensamiento de dormir se desvaneció por completo.
Un trance profundo
la sacudió y quedó aturdida. Ni por asomo se esperaba sentir algo
así. Comenzó un profundo dolor de barriga y un sudor interminable
nada oportuno.
Una chica
exhuberante y rubia caminaba hacia ella. Su paso era firme, su mirada
limpia y ególatra impactó contra la de Clara.
Se acercó a ella y
con solo tres palabras la dejó sin respiración.
-Perdona, ¿tienes
fuego?
Clara durante un
segundo no supo reaccionar. Al darse cuenta que tenía la boca
abierta, la cerró rápido.
-Sssi, si, claro.
-titubeó.
Le ofreció el
mechero y los nervios se encargaron de tirarlo al suelo.
-Perdona, perdona
-se agachó a recogerlo.
Aquella chica
sonrió. Algo pasaba con esta estudiante, tenía un magnetismo
especial que Clara no entendía. Ella tenía claro que era
heterosexual, pero cuando la vio encenderse el cigarro y darle una
calada, comenzaron las dudas.
-Gracias -le
devolvió el mechero, le sonrió y se fue con sus compañeros de
enfermería.
-No hay de qué
-dijo en tono bajo mientras la chica se alejaba.
Clara aspiró la
colilla que le quedaba y la tiró. Se quedó observando con poco
disimulo a aquella diosa y se fue a clase corriendo.
Buscó a su amigo
para contarle lo que había sucedido.
-Javi, ven un
momento por favor. -le pidió con falta de respiración.
-¿Qué pasa?
Escucha, luego tenemos que hacer el sofrito para… -Clara le
interrumpió.
-Sí sí, pero.. es
que no sabes lo que me acaba de pasar.
-Pues dime, ¿estás
bien? - le dijo preocupado al ver su rostro pálido.
-Sí, o sea no. Mira
no sé. Creo que me acabo de enamorar.
-Coño, pero eso
está genial, ¿no?
-Bueno… es que
tienes que verla.
-¿Verla? ¿como
verla?
-Es la chica rubia
de enfermería -le dijo señalando a la puerta.
-Uff, pero si es un
orco.
-No, esa no tonto,
la alta.
Javi no supo
exactamente qué responder.
-Oye, ¿y tu cómo
sabes que estudia enfermería?
-Pues porque la que
está al lado es hermana de una amiga de mi pueblo, y sé que ella
estudia enfermería.
-A ver, es un pivón
está claro, pero, ¿no tiene pinta de estúpida?
-No, no creo vaya,
es un ángel.
-¿Te ha dicho algo?
-Sí -se quedó en
silencio.
-¿El que?
-Que si tenía
fuego.
Javi se quedó
mirando un segundo.
-¿Y ya está?
-Sí.
Sonrió. -Uy, eso va
a ser amor eh, yo creo que te ha tirado los trastos descaradamente,
porque cuando quiere ligar lo que dice es dame fuego. Anda tira para
dentro que vamos lentos hoy.
-Tu no lo entiendes,
esa chica tiene algo, no sé que es, pero lo pienso descubrir.
Durante los tres
meses que quedaba de curso, Clara no dejaba de pensar en esa chica
que tanto la había fascinado. Tenía sus historias y su vida, pero
en su interior
comenzó a idealizarla en exceso.
comenzó a idealizarla en exceso.
Día sí, día
también, la veía en el recreo fumándose su cigarro con aplomo y
elegancia. Cada calada consumía un poco más las esperanzas de
Clara. La veía inalcanzable a todos los niveles, comenzando por su
orientación sexual.
Una tarde de
domingo, cogió su teléfono y se decidió. La siguió en Instagram.
No había vuelto a cruzar una palabra con ella desde aquél lejano
“¿tienes fuego?” pero su imaginación se encargaba de saciar esa
falta de conversación.
-Javi, ¡me ha
seguido en Instagram! -dijo eufórica.
-¿Quién?
-Coño, Marta, ¿tú
me escuchas cuando hablo?
-A veces.
-¿Eres tonto?
-Va a ser que si. A
ver, es broma pero es que te pones un poco pesada a veces. Clara, que
esa chica no es lesbiana, ni tu tampoco.
-Es posible que me
esté descubriendo a mi misma, y si siento esto por esta chica...
joder, me atrae. Eso querrá decir algo, ¿no crees? Y para tu
información es lesbiana, tiene novia.
-Vale, es posible,
no te lo niego. Pero es que te estás haciendo ilusiones de algo que
no va a pasar.
-Pero, ¿y tu qué
sabes?
-Yo nada. Nunca sé
nada según tú. Pero acabas de decirme que tiene novia.
-Lo que me faltaba
ahora, que te pongas a dramatizar.
-Dramatizar no, pero
es que creo que te estás haciendo unas expectativas que no son
reales, Clara.
Cuanto llevas así,
¿desde principio de curso?
-¿Y? ¿Qué importa
eso?
-Pues sí importa,
porque después de casi nueve meses, lo máximo que habéis cruzado
es un mechero y un seguimiento en Instagram.
-Mira, lo que tu
quieras, pero ya te digo que hay algo.
-Que sí, que si.
El curso terminó.
Fue intenso y lleno de complicaciones por lo que los dos amigos
repitieron curso.
Septiembre llegó y
con él comenzaron de nuevo el primer curso de cocina.
Durante todo el año
se repitió el mismo patrón que el anterior. Clara babeaba por esa
chica y cada vez que la veía se lo comentaba a Javi.
-Clara, cebolla en
brunoise, la pochas y se la añades al fondo. Tenemos que
clarificarlo y vamos tarde, como siempre.
-Javi… mira quién
está ahí. -dijo con ilusión.
-Ya estamos, madre
mía otra vez… .Se llevó la mano a la cara.
Marta entró al
taller de cocina con sus compañeras de enfermería.
-Perdonad, ¿es hoy
cuando vendéis las comidas?
-No, la comida para
llevar son los martes. -le comunicó el profesor.
-Ah vale gracias.
Se marcharon.
-Ay, Javi, te lo
juro que es superior a mi. ¿Tu la has visto?
-Sí, la llevo
viendo un año.
-Es que es preciosa
te lo juro.
-Clara, me sé su
Instagram más que el mío. Te has tirado todo el verano pasándome
fotos de ella. -hizo una pausa- y de su novia.
-Calla anda. Siempre
igual tío.
-No sé, hay algo en
ella que a mi no me termina de convencer. Tiene pinta de flipada. Yo
creo que no me cae bien.
-Pero si no la
conoces.
-Anda esta. Ni tú
tampoco.
-En serio, ¿qué te
pasa con ella? ¿qué estás celoso?
-Sí, un montón.
-Algo tiene, es que
mira como anda -decía a su compañero mientras la veía alejarse por
el pasillo.
Cada día que
pasaba, la ilusión de Clara por Marta iba en aumento.
El curso terminó y
ambos aprobaron. Durante el verano Clara no habló mucho sobre Marta
y eso le extrañaba a Javi, pero pensó que por fin se le había
pasado la tontería y no le dio importancia.
De nuevo llegó
septiembre. Por fin empezaban el segundo curso y si todo iba bien,
harían prácticas en pocos meses.
-Javi, creo que
Marta ha terminado aquí. Ya no la veremos más -se lamentó.
-Yo creo que sí la
volveremos a ver, estoy seguro.
-Me sorprende que
seas tan optimista, si siempre me la pones a parir. ¿cómo sabes que
la volveré a ver?
-Pues porque tienes
su Instagram, y además está ahí -señaló hacia la entrada.
Marta se acercaba a
la puerta otro año más. Cursaba un grado medio de enfermería los
anteriores años, y queriendo avanzar, se decidió por empezar el
superior.
-No puede ser… -a
Clara se le volvía a iluminar la cara.
-Eso digo yo…
-apuntó Javi.
De nuevo la rutina
sacudió a todos. El curso estaba apunto de terminar y Clara se
sentía fascinada. No se terminaba de atrever a hablar con ella, ni
siquiera a saludarla, por mucho que se siguieran en redes sociales.
A estas alturas, ya
la veía como una diosa del olimpo. Alguien inalcanzable, un amor
platónico.
Terminó el curso y
durante este tiempo nunca cruzaron palabra alguna.
Las prácticas de
cocina terminaron positivamente. Ambos tenían el título y les
esperaba una nueva etapa.
Clara cayó enferma
durante tres semanas a causa de una fuerte gripe.
Una de las tardes de
gripe, aburrida, decidió hablar a Marta. No tenía nada que perder,
el curso había terminado y si no le respondía daba igual, tampoco
la iba a volver a ver. Pero no, Marra respondió. Con ese mensaje
empezaría una amistad.
Nada más responder
a ese mensaje, Javi supo de estas conversaciones que duraron las tres
semanas de gripe y algunos meses más.
Ni ella misma se
esperaba que una chica a la que idealizaba, se iba a convertir en su
pareja.
Todo ocurrió de
forma intensa, muchas tardes hablando de ellas mismas, de planes de
futuro o de lo que hiciese falta, pero esas conversaciones quedarían
marcadas para siempre dentro de Clara.
Llegó el verano, y
la tarde se hacía noche mucho más tarde. Ambas quedaron para las
fiestas del pueblo. Por fin, después de tanto tiempo, Marta, aquella
chica exhuberante y rubia, de pelo ensortijado y mirada ególatra,
iba a conocer el la vida de su admiradora.
Por supuesto estaba
histérica, contando los días para conocer a su amor platónico de
los últimos tres años.
Para ella, todo
había demasiado lento en estos tres años, y sin pensarlo, todo fue
demasiado deprisa a partir de esa visita al pueblo.
Llegó el día. A
las 18:00 Marta llegaba a conocer su entorno. Javi no llegó hasta
las 20:00. no le hacía mucha gracia coincidir con Marta, pero a
estas alturas ya estaba resignado.
-Que te va a caer
súper bien, en serio que es un amor de persona.
-Pero sigo pensando
que tienes demasiadas esperanzas en ella, ¿recuerdas que tiene
novia?
Clara rió. -Ya no.
-Ahhh, esto cambia
radicalmente las cosas.
-¿Tu crees?
-No, pero verte la
cara de pánfila no tiene precio.
Las fiestas fueron
espectaculares. Todos se lo pasaron en grande, disfrutaron, comieron,
bebieron y algunos incluso terminaron la noche en un descampado
contando las estrellas.
Sobre las 6 de la
madrugada, Clara no pudo más y soltó la bomba.
-Marta, es ya muy
tarde y creo que es hora de confesiones.
-Vale, empiezo yo.
Estos últimos meses he disfrutado mucho contigo y quiero que sepas
que eres muy importante en mi vida a día de hoy.
-Mi turno. -Clara se
lanzó sobre Marta y le dio un beso. Un beso que fue recíproco. Este
era el inicio del caos.
3 MESES ANTES DE LOS
HECHOS.
La relación entre
las chicas, fue todo un regalo para Clara. Ambas se veían con mucha
frecuencia, y estaban encantadas, incluso tenían planes de futuro
juntas en Valencia.
Pero algo no iba
bien.
-¿Qué te pasa,
Clara? -preguntó Javi.
-Pues.. es que no
sé. Estoy muy a gusto con ella, de verdad te lo digo, pero no sé
que me pasa, creo que me he cansado de ella. Es demasiado intensa y
empalagosa para mi gusto. No termino de conectar con ella.
-¿Me lo estás
diciendo de verdad? O sea, ¿me estás diciendo en serio, que después
de estar casi 3 años detrás de ella y lo que es más importante,
conseguir ser su pareja, no conectas con ella?
-Sí, es exactamente
lo que te estoy diciendo. Ya te dije en su día, que yo me canso
rápido de las cosas. Yo no estoy hecha para estar en pareja, es que
no me gusta, no lo disfruto. Yo soy más de líos para mi disfrute y
listo. Y sonará feo, pero una vez he conseguido el juguete… ya no
lo quiero.
-Eso suena un poco a
capricho infantil.
-Y lo es, pero no
puedo evitarlo, me he cansado de ella.
-Joder, ¿bueno y
qué piensas hacer?
-Creo que dejarla,
es lo mejor Javi. No quiero hacer daño a nadie.
-Pues ánimo, hazlo
cuanto antes.
-La putada es que me
tengo que esperar a que pase el puente, hoy viene Aitana y no puedo
estar mal.
-¿Aitana?
-Sí. Ah espera, que
tú no lo sabes. Aitana es una amiga de la infancia, pero igual te
suena por su apellido. Hooper.
-¿Aitana Hooper?
Tiene el apellido del ministro. -se burló.
-Afirmativo. Es su
hija.
-¿Me estás
diciendo que tu amiga es hija de ministro? Pero si ese tío lleva
siempre escolta y está en movidas, siempre está en la tele.
-Sí. Eso te digo.
Vivían aquí hace muchos años, pero por trabajo se tuvieron que ir
a Madrid, pero este puente viene, se queda en mi casa. Te la
presentaré.
-Vaya tela. Esto si
que no me lo esperaba.
-Es por eso que no
puedo dejarla hoy Javi.
-Entiendo. Pues
nada…
-Por eso te quería
pedir un favor.
-Dime.
-Marta lleva días
muy pesada conmigo, me llega a agobiar tanto control, que si donde
estoy, que si donde voy o con quien estoy.. es que me tiene saturada.
-¿Y que tengo que
ver yo en eso?
-Pues te quería
pedir, por favor -Javi torció el gesto- ya, ya sé que Marta no es
santo de tu devoción, pero necesito que esta noche estés con ella.
-O sea, me estás
pidiendo que te la quite de encima.
-Sí.
-Joder, que marrón.
Haré lo que pueda.
-Es que la conozco,
sé que si viene Aitana y me ve mucho con ella, me va a hacer el
interrogatorio de mi vida y no me apetece.
-Vale, no te
preocupes. - Javi la abrazó.
La llegada de Aitana
supuso una gran alegría para todas las amigas. Se instaló en la
habitación de Clara y se marcharon con el resto de fiesta.
La noche fue tensa y
movida. Javi, como buen amigo, le hizo el favor de entretener a Marta
todo lo posible.
-Javi, ven un
momento.
-Dime Marta, ¿todo
bien?
-No sé, dime tu.
-¿Cómo?
-¿Qué pasa con
Clara? ¿Porque está tan rara conmigo? Lleva semanas distante, no me
hace ni puto caso y encima viene la amiga asquerosa esta y pasa de mi
durante toda la noche. Yo sé que tu sabes lo que pasa y no me digas
que no porque he leído una conversación vuestra.
-Para empezar, no
entiendo el porqué tienes que leer las cosas privadas de nadie.
Marta de verdad, no sé de que me estás hablando. No creo que sea el
momento ni el lugar para montar un numerito, el día que viene su
amiga. ¿no crees?
-No. no lo creo. Me
da igual quien venga. Mira, yo sé que no te caigo bien, me lo has
hecho notar estos meses.
-¿Yo? No mujer..
yo… -interrumpió Marta.
-Da igual, tu a mi
tampoco me haces gracia, pero eres amigo de mi novia y lo acepto.
Pero entiende que es una situación complicada. Joder, me he venido
aquí por ella, he dejado a mi novia. Por favor necesito que me
ayudes y me cuentes que está pasando
-Marta, de verdad.
No es el día, en serio, no lo es. Cuando acabe el puente habla con
Clara, solo te diré esto. Y que por favor, no montes ningún pollo
hoy, hoy no.
En un momento de la
noche, Clara salió a comprar hielo. Marta salió a la calle a
fumarse un cigarro, llevaba muchas copas encima y su cabeza daba
demasiadas vueltas.
Aitana salió al
balcón a tomar el aire. Vio abajo a Marta vomitando y gritó:
-¡Marta! ¿estás
bien?
Bajo corriendo a
ayudarla.
-Marta por dios,
¿cuantas copas llevas?
-No me toques -la
apartó de un manotazo.
-Perdona, he bajado
a ayudarte, pero ya ves tu que problema, me voy.
-Lo siento, lo
siento Aitana. Tu no tienes la culpa.
-Anda, vamos allí a
sentarnos.
Ambas se fueron a la
calle de detrás, que daba a un descampado.
-Clara ya no quiere
nada conmigo, lo sé yo, lo sabe Javi.. hasta tu lo debes saber.
-Mira yo no te
conozco de nada, no soy quien para hablar ahora mismo. Solo creo que
deberías dejar de beber. .
-Ya no le gustan mis
besos, antes era todo mejor pero en 3 meses la cosa se ha ido a la
mierda. Yo he dejado a mi novia por ella y así me lo paga.
-Va, no te hagas
mala sangre.
Marta comenzó un
monólogo lleno de reproches y lamentos.
-Va, déjalo.
Deberías acostarte. -sin que nadie lo esperase, Marta beso a Aitana.
-¿Qué coño haces?
-dijo muy cabreada- tía, tu no estás bien, no me extraña que Clara
te quiera dejar.
Marta se avalanzó
sobre Aitana y sujetando sus manos comenzó a gritarle.
-Lo sabía, tu misma
lo acabas de decir. Si Clara no me quiere, ¿tu lo vas a hacer?
-gritó enfadada.
-¡Por favor
suéltame!
-¡Cállate! -dijo
mientras apretaba sus muñecas con fuerza.
Marta,
descontrolada, intentó abusar sexualmente de Aitana. Cuando tuvo un
hueco, cogió una piedra y la estrelló sobre la cabeza de Marta.
-¡Ah hija de puta!
Se levantó y echó
a correr todo lo que pudo hasta el portal, pero Marta la alcanzó.
Con la cabeza llena
de sangre y la herida abierta, se acercó a ella y le propinó un
puñetazo. La cabeza de Aitana terminó en el pomo de la puerta,
provocando un golpe que terminó en coma.
La noche acabó en
tragedia. Pronto la noticia llegó a los medios de comunicación. La
hija del ministro aparecía en todas las portadas y en todas las
televisiones nacionales.
Marta hundida,
adelgazó 15 kilos. Las cámaras la seguían a todas horas. No podía
encender el móvil.
Por supuesto, su
relación con Clara se fue a pique. Estaba demacrada a la espera del
juicio y era un alma en pena. Estaba muerta en vida.
Fue condenada a 1
año de prisión por intento de agresión sexual.
Los medios de
comunicación hicieron una campaña brutal en contra de Marta. La
noticia se extendía por redes sociales como la pólvora y las
manifestaciones en su contra eran frecuentes.
1 AÑO DESPUÉS.
Informativos. 14:00.
-Y nos llega una
buenísima noticia de última hora. La hija del ministro Hooper,
Aitana, ha sido dada de alta del hospital. La joven que sufrió una
paliza que la dejó en coma, se recupera lentamente desde su casa.
Hablamos con ella a la salida del hospital.
Un montón de
cámaras formaban un estrecho círculo alrededor de la joven. Todos
querían la exclusiva.
-Dinos Aitana, ¿cómo
te encuentras? -le asaltaron más de diez micrófonos.
-Muchas gracias a
todos. Estoy mucho mejor, gracias a mi familia y a vosotros por haber
respetado tanto mi situación. Pero necesito descansar, así que por
favor…
-Una última
pregunta. ¿Como lleva la noticia de la salida de prisión de su
agresora? ¿Ha hablado con ella o sabe algo?
-Gracias chicos. -Un
escolta de su padre, acompañado de su madre, entraron a Aitana
rápidamente al coche.
Clara llegó a
Madrid. Su amiga abrió la puerta y se fundieron en un eterno abrazo.
-Yo… te quería
pedir disculpas. Nunca iba a imaginar algo así…
-No hace falta que
hablemos del tema. Eso sí, la próxima vez que te eches una novia
loca, avísame, que casi me cuesta la vida.
-¿Novias? Ni novias
ni novios, yo estaré soltera toda mi vida. Si ya me lo decía Javi,
que le veía algo raro a esta chica.
Pasaron unos días
juntas. A la espera de la marcha de Clara, encendieron la televisión
y esperaron a que les sirviesen la merienda.
-Mmm -dio un sorbo
de café- ahora empieza el programa, después de las noticias.
Ambas quedaron
ojipláticas ante la televisión.
-Esta noche,
entrevistamos a Marta Romero, la chica que ha sido protagonista de
esta truculenta historia.
-Apaga la tele, no
hace falta que veamos esto -dijo Clara.
-Déjalo, querrá
sacar ganancias de todo esto, después de todo ella también lo habrá
pasado mal.
-Pues no me da
ninguna pena, lo siento -confesó.
Antes del juicio, el
ánimo de Marta estaba muerto y enterrado. A pesar de que se
arrepentía de todo, sabía que debía pagar por lo ocurrido. La
sociedad la había crucificado, los medios la habían vapuleado y
manipulado a su antojo por unas décimas de audiencia.
Su estancia en
prisión no fue mejor. Las presas la utilizaban y las palizas eran
diarias.
Sus tatuajes se
emborronaron y se hizo otros nuevos, solo que estos últimos no se
hacían con tinta, sino con puntos de sutura.
Marta, o la novia
cadáver como la habían apodado en prisión, cumplió su condena,
pero no tenía tan claro querer salir de allí. Después de todo
había estado mejor en la cárcel que en la calle, donde los insultos
eran su nueva conversación.
Dos semanas después,
Marta trazó un plan. El último golpe como ella lo llamó. Aceptó
la propuesta de un programa de televisión para contar su
experiencia.
Llegó el día. La
recogieron en coche y llegaron a los estudios de televisión. Saludó
a la presentadora y le contaron el funcionamiento del programa.
-Marta, ¿estás
preparada? Sales en 5 minutos.
Marta lo tuvo todo
preparado. No estaba nada nerviosa, su actitud era pasiva, como si no
le importase nada en la vida. La presentaron y cuando entró nadie
aplaudió, incluso hubo abucheos.
-Por favor, un poco
de silencio. Es una entrevista complicada y os pediría un poco de
respeto. -reprochó la presentadora al público.
-Buenas noches Marta
Romero. Sé que no es fácil para ti.
-Usted no sabe nada.
Ya se han encargado de hablar por mi.
-Para eso te hemos
invitado, para que cuentes lo que pasó. Puedes estar tranquila
porque vas a poder explicarte tranquilamente.
Marta sabía que la
cosa nunca iba a mejorar. Siempre iba a llevar la etiqueta colgada de
violadora, y asesina. Por eso había trazado un plan para que su
nombre quedase siempre en la memoria de todos.
-Lo primero y último
que quiero decir es una cosa para que reflexionen en casa. Ustedes no
me conocen y se han encargado de hablar por mi, de describir al
detalle lo que pasó aquella noche y las posteriores y ni siquiera
estaban. ¿No se os cae la cara de vergüenza? Me habéis enterrado
en vida, me habéis puteado y manipulado. He sufrido palizas por
vuestra culpa. Por supuesto que hice mal aquella noche. Yo quise
pagar por ello y estaré arrepentida lo que me queda de vida. Pero
por vuestra culpa estoy aquí a esta noche.
-¿Qué quieres
decir con eso?
-Pues que es una
pena que el último golpe lo tenga que dar así.
-¿Último golpe?
-Quiero que prestéis
atención a esto porque no lo volveré a repetir. Gracias a todos, de
corazón. Entre todos habéis provocado esto.
Marta se levantó de
su butaca. La cara de la presentadora era un poema, no entendía que
estaba pasando. Se rebuscó en el bolsillo trasero y sacó un arma.
Se la introdujo en la boca y apretó el gatillo con rabia.
La imagen era
dantesca. La presentadora en shock, el público histérico y
gritando. La señal se cortó rápidamente. La copia del vídeo
circuló por internet durante mucho tiempo bajo el título: “El
último golpe”
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